Destino
Siempre desde hacía años, de lunes a viernes para volver a su casa, ella tomaba el mismo tren.
Ese día, subió a un vagón vacío y se sentó del lado de la ventanilla. Mientras miraba la nada, el reflejo le devolvió la imagen de un chico que acomodaba una bicicleta. Volvió la cabeza al pasillo, y cruzaron miradas. Se hablaron con el pensamiento. Se amaron en el silencio. El tren comenzó a andar. Él se bajó. Y, cuando ella volvió a mirar la ventanilla, el reflejo le devolvió su rostro arrugado.
Este texto recibió una mención de honor en el concurso de microrrelatos organizado por la revista Guka (2018).
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